Dios es nuestro Padre que desea lo mejor para nosotros, quiere que vivamos una vida plena de felicidad, paz y amor; pero para ello es indispensable que nos dejemos guiar por Él y hacer su voluntad, cumpliendo lo que nos señala el mismo Jesucristo en Mateo 7,24-25: "El que escucha mis palabras y las pone en práctica, es como el hombre sabio y prudente, que edificó su casa sobre roca, y nada pudo contra ella".
Si edificamos nuestra vida, nuestro matrimonio y nuestra familia sobre la Roca Fuerte que es Jesucristo, y ponemos toda nuestra confianza y fe en su poder y misericordia, ni los vientos, ni las lluvias, ni las tempestades nos podrán derrumbar.
Los hijos son regalos maravillosos que Dios no ha concedido para amarlos, guiarlos, alimentarlos, formarlos y educarlos de acuerdo a los principios, valores y virtudes que nos propone las Sagradas Escrituras, porque es mejor "obedecer a Dios que a los hombres" (Hechos 5,29), y los frutos siempre serán abundantes y buenos.
En contraposición, el mundo actual propone y utiliza nuevas doctrinas pedagógicas y psicológicas, que pretende que tanto en los hogares como en las instituciones educativas sea el niño o educando "el que manda", a semejanza del comercio, en donde "el cliente siempre tiene la razón". Sin embargo, no caemos en cuenta que aquellos, todavía no están capacitados ni preparados para saber que es lo que mejor les conviene.
Les presento para su análisis, discernimiento y aplicación, según juzguen correcto, los dos métodos para formar a nuestros hijos:
Es el método más sencillo y fácil, como padre muy poco tienes que hacer, mientras más te despreocupes de tu hijo, mejor. Sólo deberás cumplir al pie de la letra con las siguientes normas:
1. Desde pequeño dale todo lo que él quiere, atiende todos sus caprichos.
2. Si dice groserías o hace berrinches, festéjalo.
3. No le des ninguna formación humana, ni espiritual.
4. No le corrijas ni le digas que se ha equivocado.
5. Recoge sus juguetes, libros y cosas que deja tirado.
6. Discute y pelea con tu pareja y vecinos delante de él.
7. Ponle televisor e internet en su cuarto y no controles lo que ve.
8. Nunca le des ninguna responsabilidad o tarea en el hogar.
9. Mímalo y sobreprotégelo de todo y contra todo.
10. No te preocupes ni controles sus estudios, sus amigos y salidas.
Si deseas que tu hijo sea una persona de bien y de provecho, ofrécelo al Señor, ora con y por él; lee, reflexiona y sigue las sabias enseñanzas de las Sagradas Escrituras en el libro del Eclesiástico (Sirácides) 7,23: 22,3; y 30,1-13 :
1.¿Tienes hijos? Edúcalos y enséñales a obedecer desde su niñez.
2. Un hijo mal educado es la vergüenza de su padre, si es una hija será humillación.
3. El que ama a su hijo no escatima los azotes, más tarde ese será su consuelo.
4. El que educa bien a su hijo tendrá sus satisfacciones, se sentirá orgulloso de él, delante de sus parientes.
5. El que mima a su hijo tendrá que curar sus heridas, tendrá que ceder al más leve de sus gritos.
6. ¿Quieres mimar a tu hijo?, un día te hará temblar, juguetea con él, te causará tristeza.
7. No te rías con él si no quieres un día afligirte con él.
8. Un caballo chúcaro no se puede montar, un hijo dejado a sus caprichos se vuelve insolente.
9. No le des rienda suelta a tu hijo.
10. Educa bien a tu hijo, lábralo o si no su mala conducta se volverá en contra suya.
Sigamos el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret en donde reinaba el amor, la paz, la sabiduría, la santidad, y, fundamentalmente, la obediencia de María y José a Dios Padre, y de Jesús a sus padres (cf Lucas 2,51)
Sigamos el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret en donde reinaba el amor, la paz, la sabiduría, la santidad, y, fundamentalmente, la obediencia de María y José a Dios Padre, y de Jesús a sus padres (cf Lucas 2,51)
Si nuestros hijos no alcanzan a cumplir con el mandamiento divino de "honrar a padre y madre", ni obedecen y guardan respeto a los mayores y profesores, menos a las autoridades, entonces podemos encontrar aquí el hilo de la madeja que nos explique el avance vertiginoso de la delincuencia, y la pérdida de valores en nuestra familia, comunidad, y patria.
Que Dios nuestro Padre; Jesucristo nuestro Salvador y Señor; y el Espíritu Santo Consolador iluminen tu entendimiento, tu razón,y tu mente para que luches por la salvación de la vida y el alma de tus hijos.
Que Dios nuestro Padre; Jesucristo nuestro Salvador y Señor; y el Espíritu Santo Consolador iluminen tu entendimiento, tu razón,y tu mente para que luches por la salvación de la vida y el alma de tus hijos.
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