Maximiliano María Kolbe fue un fraile misionero franciscano nacido en Polonia, gran propulsor de la devoción al Inmaculado Corazón de
María, de tal manera que en una ocasión dijo:¿Es posible que nuestros enemigos trabajen
tanto para prevalecer, y nosotros permanezcamos ociosos o máximo rezando pero
sin entrar en acción? ¿Acaso no tenemos armas más poderosas, la protección de
la Inmaculada? La sin mancha, vencedora de todas las herejías, que vencerá al
enemigo que levanta la cerviz.
Y poniéndose
él en acción, para difundir la fe católica y la devoción a nuestra Madre María,
fundó la ciudad de la Inmaculada (Polonia), los periódicos "El Caballero de la
Inmaculada", y "Pequeño Diario", ocho revistas y una radioemisora.
Durante la
segunda guerra mundial, los nazis invadieron Polonia destruyendo
la radioemisora y periódicos, tomando prisionero al P. Maximiliano y sus
colaboradores, siendo llevado prisionero al campo de exterminio de Auschwitz.
A fines de
julio de 1941 se fugó un preso del campo de concentración, y al no poder
recapturarlo, el Coronel Jefe de los nazis ordenó la muerte de diez
prisioneros, que serían elegidos al día siguiente.
Y el Jefe
alemán iba señalando: 1,2,3,4,… y cuando llegó al prisionero 10 que era el
sargento polaco Franciszek Gajowniczek, éste exclamó: “Pobre esposa mía, pobres
hijos míos”, siendo escuchado por el P. Maximiliano, quien dando un paso adelante
y dirigiéndose al Jefe nazi le dijo: “Soy un sacerdote católico , estoy ya
viejo (tenía 47 años), quiero reemplazar a este hombre que tiene esposa
e hijos”. El alemán a regañadientes, aceptó el cambio y el sacerdote fue
recluido en una celda subterránea, donde debía morir en ayuno obligatorio.
Mientras estaba prisionero el P, Maximiliano continuaba celebrando la Santa Misa.
Transcurridas
tres semanas, el P. Maximiliano sobrevivía con tres condenados y por necesitar
la celda para otros presos, se le administró una inyección de cianuro
falleciendo el 14 de agosto de 1941, cumpliendo fielmente como discípulo la palabra de su Divino Maestro
(Jn 15, 13): “No hay amor más grande que
dar la vida por sus amigos”.
San
Maximiliano María Kolbe fue beatificado por el Papa Pablo VI, en donde asistió Franciszek
Gajowniczek, el hombre por el que había entregado su vida.
Este extraordinario santo y mártir nos ha legado múltiples conversaciones y pláticas inéditas sobre nuestra Madre María, que podemos encontrar en el libro La Inmaculada revela al Espíritu Santo de Jean FrancoisVillepelée.
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