lunes, 20 de julio de 2015

JESUCRISTO: LUZ DEL MUNDO




“Yo he venido al mundo como luz, para que todo el que crea en mí no permanezca en las tinieblas” (Juan 12,46)
Jesucristo es la Luz, que el mundo necesita con urgencia, para que nadie viva en las tinieblas; todo aquel  que  cree  en Él,  y lo sigue, no caminará en tinieblas, por el contrario tendrá luz y vida en abundancia.
El que va tras los pasos de Jesús, al recibir su luz también se transforma en un ser que  irradia luz y una vida nueva, que lo  aleja de las tinieblas del pecado, del temor, de la ceguera, y del peligro de las caídas o tropiezos.
Cuando vivimos haciendo su voluntad, el Señor nos invita a ser luz y sal del mundo, a ejemplo de Él, para iluminar con nuestro testimonio de vida a los demás, evitando que otros tropiecen, y ayudando a sazonar los diversos sinsabores que tendremos que experimentar en la vida. Solo siendo luz y sal seremos útiles, sino nos perderemos en el olvido y el suplicio eterno.
Viviendo en la Luz, con la Luz y por la Luz tendremos vida en abundancia, y la transmitiremos a los que nos rodean para que se abriguen, se iluminen,   y sientan el calor y el fuego ardiente del amor de Dios.
Alumbrar el camino de los demás no es una tarea fácil, pero es posible con la ayuda del Señor, que desea que toda la gente lleve encendida su luz, para que el mundo entero se ilumine, y las sombras desaparezcan.
Seamos luz para los demás, portémonos con hijos de la luz con “bondad, con justicia y según la verdad, pues ésos son los frutos de la luz” (Efesios 5,8-10), porque de esta manera estaremos agradando a Dios.
 
 


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