La
fe y la nueva vida se empiezan a vivir sólo en la Iglesia o comunidad, porque es
allí donde se encuentra Jesús, como nos dice en Mateo 18,20: “Pues donde están dos o tres reunidos en mi
Nombre, allí estoy Yo, en medio de ellos”.
Es
en la comunidad donde experimentamos el amor de Dios, a través de la
convivencia con los hermanos en la misma fe, con la lectura de las Sagradas
Escrituras, la oración comunitaria, la
formación espiritual, el servicio a los demás, y cumpliendo los Mandamientos
, y los Sacramentos que nos unen cada vez más a Dios, formando parte del Cuerpo de Cristo.
A Cristo nos incorporamos
en y por su Iglesia; y sólo dentro de ella, la vida de Cristo se hará de verdad
vida nuestra. El católico verdadero requiere tener un Credo (sistema de
verdades), una Ética (valores morales), unos Ritos (signos visibles), y una
respuesta social (compromiso). Si no cumplimos con todas estos elementos tendremos una fe deforme.
La Religión Católica,
que profesamos, es la única verdadera fundada por Cristo-Dios, y que posee todos los medios
necesarios para nuestra santificación y salvación. Mientras que las demás religiones o
sectas han sido creadas por hombres: Buda, Mahoma, Lutero, Enrique VIII,
Calvino, Smith, etc.
Cristo
es quien vivifica, para la gracia, el Cuerpo de su Iglesia. Por eso, el apóstol San Pablo
nos dice en 1 Corintios 12,27: "Ustedes son el Cuerpo de Cristo y cada uno en su lugar es parte de él"
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