En un pueblito vivía una familia, compuesta por el padre, la madre y dos hijos menores, en la que reinaba el amor, la armonía y la paz. En una ocasión que el padre realizó un largo viaje por sus negocios, regresó a su hogar, contento porque había hecho una buena venta, y volvía a encontrarse con sus seres queridos. Todos estaban felices, por el reencuentro, y porque el padre había traído para su esposa cinco hermosas manzanas, que era su fruta favorita y no había en su pueblo, y para sus dos hijos un regalo a cada uno.
Más
tarde, al salir la madre de compras y el padre a hacer unas gestiones, el
hijo menor tomó una manzana y salió
fuera de la casa para comerla; cuando estaba para llevarla a la boca, pasó un ladronzuelo
corriendo y se la arrebató. El niño le suplicó: ¡Por favor devuélveme esa
manzana ! ¡Es de mi madre, y mi padre recién la ha traído hoy, desde muy lejos!
El ladrón no hizo caso y desapareció.
Un
poco más tarde, el comerciante cruzaba la plaza del lugar y se sorprendió al ver
a un adolescente que llevaba en su mano una manzana, lo detuvo y le preguntó : ¿Dónde
has conseguido esa manzana?. Y el joven sonriendo, con malicia, le contestó: Me la ha
regalado mi amante, y solo sé que su esposo la trajo de lejos.
El
comerciante enceguecido por la ira, regresó a su casa y vio que sobre sobre la
mesa solo habían cuatro manzanas, entonces sin darle oportunidad de defenderse
a su esposa la cogió del cuello y la estranguló. Al
hacerse presente la policía en el hogar, el comerciante llorando explicaba que todo había sido por
celos, por la infidelidad de su esposa, entonces el hijo menor le contó la
verdad a su padre; sin embargo era demasiado tarde.
La
calumnia o falso testimonio del ladronzuelo de esta historia, y otras acciones
como las murmuraciones, las críticas, y el juzgar a los demás atentan contra el amor, la paz y armonía entre los miembros de una familia, un barrio o una comunidad, debido a que causan la división, la discordia, el enfrentamiento, y el distanciamientos entre ellos.
Ten presente siempre, lo que nuestro Señor nos ordena en su Palabra para vivir su amor, en paz y armonía:
"Acuérdate de tu fin y déjate de odiar; piensa en la muerte, en la descomposición, y observa los mandamientos, Acuérdate de los mandamientos y no tengan rencor a tu prójimo; piensa en la Alianza del Santísimo y olvida la ofensa”(Eclesiástico 28,6-7)
“Entonces tú ¿por que criticas a tu hermano? O ¿Por qué lo desprecias?
Todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios”(Romanos 14,10)
“No juzguen y no serán juzgados, no
condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados”(Lucas 6,37)
"Acuérdate de tu fin y déjate de odiar; piensa en la muerte, en la descomposición, y observa los mandamientos, Acuérdate de los mandamientos y no tengan rencor a tu prójimo; piensa en la Alianza del Santísimo y olvida la ofensa”(Eclesiástico 28,6-7)
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